Es un puente que nos conecta con la naturaleza y con nosotros mismos. Al resonar con el ritmo, la melodía y la armonía de una pieza musical, se estimula la liberación en nuestro organismo de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la oxitocina, asociados con el placer, la felicidad y la relajación. Esta experiencia transformadora nos conecta con nuestra esencia más profunda, promoviendo el bienestar físico y emocional.
                     
		        
                    
				        El movimiento estimulado por la música, activa las funciones básicas de nuestro movimiento (locomoción, postura, expresión, coordinación y ritmo). Danzar permite liberar tensiones y conectar con las emociones más profundas, experimentando la vitalidad de existir en plenitud. Inspirados por la naturaleza, encontraras un equilibrio interior que te permite crecer como persona.
                     
		        
                    
				        La Biodanza nos invita a reconectar con nuestra naturaleza más profunda, a través de la experiencia grupal y la conexión con el entorno. Es un espacio de renacimiento, donde cultivamos vínculos profundos que nos permiten una renovación orgánica y explorar nuestro ser más auténtico. Es un lugar seguro y contenedor, que fomenta el crecimiento personal, el desarrollo pleno de nuestra identidad y la construcción de una vida más plena en armonía con la naturaleza.
                     
		        
                    
				        Es una experiencia que se vive con gran intensidad, en el momento presente, que fomenta el autodescubrimiento a través del movimiento, las emociones inspiradas por la música y la interacción grupal. En un ambiente seguro y respetuoso, quienes la practican conectan con su cuerpo y sus emociones, celebrando las infinitas posibilidades de la experiencia humana y fortaleciendo sus vínculos con los demás.
                     
		        
                    
				        La caricia de nuestros cuerpos, el contacto sutil con otra persona, tomarse de la mano o dar un abrazo, es un acto que facilita la exploración de las emociones y la aceptación de la propia vulnerabilidad. Fomenta la empatía, la conexión y el fortalecimiento de los vínculos sociales. Ayuda a liberar emociones reprimidas y a promover el bienestar emocional, contribuyendo a una visión más amplia y compasiva del ser humano.
                     
		        
                    
				        En Biodanza, el trance se concibe como un cambio de estado de conciencia que conduce a una profunda armonía interna y a sensaciones corporales placenteras. Su poder radica en ser integrador y reparador, facilitando una regresión saludable que permite acceder a vivencias primordiales, a menudo percibidas como un renacimiento. Este proceso disuelve la ansiedad y el estrés, y posibilita revivir experiencias fundamentales —como el vínculo materno, la exploración del mundo y la alegría del juego-, reestableciendo conexiones biológicas iniciales que activan la renovación celular y despiertan la percepción corporal (cenestésica). El trance genera una profunda «reparentalización», lo cual se entiende como una reparación psico-biológica, optimizando la existencia.
                     
		        
                    
				        Es un estado que surge del trance musical y tiene la propiedad de amplificar la percepción mental y corporal, conectando a la persona con una realidad que se manifiesta en su abundancia. Biológicamente, el cuerpo entra en una profunda relajación y recuperación, similar al estado previo al sueño. Esto permite reeditar condiciones biológicas iniciales, es decir, acceder a patrones de funcionamiento primordiales y saludables registrados en nuestra biología desde etapas tempranas como la fetal o perinatal. Psicológicamente, este proceso se traduce en una profunda alegría y armonía interna, ligada a una sensación de unidad con el universo y con todos los seres vivos.